La “timidez” turca no es prudencia: es estrategia de poder. Detrás del inmovilismo se mueve una parte del aparato estatal y militar que teme las consecuencias de una paz real: la admisión de responsabilidades históricas, la pérdida del control político.
El grito de “¡Palestina libre!” resuena por todas partes: en los cantos de las marchas, en los murales que aparecen en las ciudades, en los carteles que cuelgan de las ventanas y que ya no necesitan de los profesionales de las marchas para hacerse escuchar.
Debatir perspectivas más allá del alto el fuego no significa, para quienes han empezado a hablar de ello, decir quién y qué debe hacer el pueblo palestino.